Tendemos a confundir drama con sufrimiento
Drama es acción, pero no cualquier acción. Tiene que tratarse del peligro, del riesgo, de la caída.
Lo dramático es aquello que está en un equilibrio frágil y que, según lo que suceda, cambiará las cosas para siempre.
Y sí, escribir teatro debe ser un hecho dramático, pero dramático en tanto dimensión transformadora.
Como autoras, muchas veces tendemos a confundir drama con sufrimiento.
Y esto no es real.
Podemos sufrir mucho y no escribir ninguna obra de teatro.
Es más, esa suele ser la principal fuente de sufrimiento: no encontrar la forma ni la fluidez para plasmar las obras que necesitamos escribir.
Si estás creando un texto teatral, me gustaría ayudarte a que tu proyecto de escritura avance compartiendo algunas ideas:
El teatro es puro presente y escribir teatro es lanzarse a la aventura de crear con palabras esos mundos cargados de acontecimiento.
Nos plantea el desafío de poner en pie un artefacto poético donde nuestras preguntas, nuestros conflictos y nuestras vivencias entrarán en un proceso creativo transformador.
Sin una mirada atenta y cuidadosa sobre este proceso, sin el desarrollo de una actitud y una estrategia creativa que te permitan encontrar la fluidez y la estructura necesarias, ese proyecto de obra que nació de tu deseo puede convertirse en bloqueo y agobio.
Allí sí que aparece el drama, pero como sinónimo de sufrimiento.